A veces una determinada perspectiva nos deja fotos diferentes como ésta que tomé ayer alrededor de las siete de la tarde en La Virgen del Mar, en la que la ola parece que quiere merendarse el puente, atalaya privilegiada desde donde contemplar la pleamar que se había encargado de hacer desaparecer la playa bajo sus aguas.
Una mañana al rojo vivo
Amanece al rojo vivo