Hay días en los que el amanecer es un espectáculo tal que parece que nadie se lo quiere perder. Hoy, estos árboles del parque de Mesones parecían retorcerse buscando un hueco por donde contemplar los colores del alba. Al árbol que se encuentra en el medio parece molestarle la farola, por lo que se inclina ligeramente a la derecha. A los otros dos, con su compañero y con la farola delante, no les quedó más remedio que echarse cada uno a un lado si no querían perder detalle de esos pocos minutos mágicos que nos regaló esta mañana que parecía sacada de un cuento.
Desembarcando en la Primera de El Sardinero
Mañana gris de julio. Las nubes de lluvia acechan y la playa, vacía, esperando días mejores.