A veces la mejor foto se esconde en el último instante. Cuando el sol acababa de remontar ya el horizonte y me disponía a marchar, ya con el coche en marcha, veo como a unos 20 metros una gaviota se posa sobre sobre uno de los pilotes de la balaustrada que protege el paseo. Apago el coche y bajo rápidamente, intentando acercarme lo suficiente para conseguir la foto sin que el ave se escape volando. Busco alinear cámara, gaviota y sol y a partir de ahí otras composiciones se suceden. La gaviota se mantiene en su atalaya, no escapa, parece incluso que posa… el paisaje embelesa a cualquiera.
Desembarcando en la Primera de El Sardinero
Mañana gris de julio. Las nubes de lluvia acechan y la playa, vacía, esperando días mejores.